viernes, 3 de agosto de 2012

Crónicas Carnívoras. Mátame con un plato XXXL



Adam Richman es el carpanta del siglo XXI encabezando un programa que podría subtitularse “el suicidio gástrico o la muerte del cachalote con piernas”. El nombre del espacio es Man Vs Food o, como se presenta en nuestro país, Crónicas Carnívoras. Este actor y presentador, que en el 74 vino al mundo en Brooklyn cual puro renacuajo de barrio en una familia judía, es el extraño cicerone de un viaje no apto para personas con colon irritable, hernia de hiato, ardores y desórdenes en los intestinos. Desde 2008 asegura que recorre Estados Unidos para descubrir las especialidades más deliciosas, los platos regionales más jugosos, las pitanzas que enorgullecen lo mismo a Georgia como a Las Vegas, a Washington o a Filadelfia. Al menos, eso es lo que él dice. La realidad es bien distinta.

Richman se dedica a engullir y engullir platos tamaño XXXL, de esos que con un único mordisco ya habrían dejado a cualquier persona de la calle tumbada en el suelo. Y él no sólo se enfrenta a grandes cantidades de comida, a una ingesta interminable, ya que encima los retos que le proponen en cafeterías, tascas, restaurantes o simples chamizos “hamburguesiles” están cargados de picantes, de especias mortíferas, de jalapeños que escuecen con sólo tocarlos. ¿Absurdo? Para Adam no. Todo sea por aparecer en una ridícula lista en la pared del garito en la que se muestran las fotos de los que se comieron el chicharrón de diez toneladas o la pizza con cuerpo de rueda de carromato. Está claro que falta otra igual, aunque en esta ocasión con las instantáneas de las lápidas de aquellos que palmaron a los pocos días de tan estúpida bravata.



Sin embargo, y así lo recalco, el espacio es adictivo. Y no por saber si a Richman se le abrirán las tripas en directo en plan película de George A. Romero; es el hecho de comprobar que no sólo él busca este exceso, ya que no son pocos los yanquis que se dejan los cuartos en platos de metro y medio a rebosar de condimentos y acompañamientos varios. Desde rednecks hasta muchachitas en la edad del pavo. Uno piensa que le gusta el yantar sin preocuparse demasiado por las cantidades hasta que se enfrenta a esto y descubre que los ácidos no se aplacan con Almax en Norteamérica, dos tazones más de chiles con carne parece ser el equivalente a nuestra sal de frutas. La frase estaba mal planteada: lo que “is different” es USA.


por Sergio Guillén

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